Traigo a mi blog un
castillo cercano que he visitado en dos periodos de su historia porque dos han
sido los aspectos que de él he conocido. Estuve en él en el año 2007, cuando ya
era una próspera ruina, lo paseé, lo disfruté y, como no, lo lloré un
poco. Volví siete años después y
entonces las obras de restauración me impidieron su visita; me limité a verlo
desde el exterior, pero ya no hubo lágrimas. ¡Cuánto me alegré de aquel cambio!
Se trata del castillo de
San Marcos situado en Sanlúcar de Guadiana, en la provincia de Huelva. A este
lugar se llega desde Huelva por la E-1,
A-49 sentido Portugal; después se coge la salida hacia Villablanca, carretera
A-499; y en San Silvestre de Guzmán, desvío a la izquierda, carretera HU-4401
hasta llegar a Sanlúcar. Antes de entrar en el pueblo, se toma la A-4402 y unos
800 metros adelante, un camino a la izquierda nos llevará al castillo.
También se puede llegar
al lugar desde Alcoutim, que es el vecino pueblo portugués, incluida travesía
en barca del río Guadiana.
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Cómo llegar |
Como no hay pueblo
ni lugar que no se precie de tener restos de época romana, Sanlúcar no iba ser
menos, que aunque sean escasos, parece ser que algunos “se pueden observar en el camino de Huerta Torres”, pero poco más.
Poco también queda de la ocupación árabe y la dependencia de estas, por
entonces casi despobladas tierras de la taifa de Niebla. Apenas el origen de su
topónimo: Sanlúcar, que significa “viento
de levante”.
A finales del siglo
XIII son reconquistadas estas tierras por Sancho II de Portugal y es entonces
cuando aquí se levanta una fortificación. El río Guadiana se convertirá en el
elemento físico que fije los límites y ambiciones entre Castilla y Portugal.
A lo largo de los
siglos XIV y XV pertenecerá sucesivamente al Señorío de Gibraleón, a la casa de
los Cerda y a los Pérez de Guzmán. Uno de estos últimos, Dª Isabel Guzmán Ledesma, le concederá el
título de villa.
Y de esta manera
llegamos a la Guerra de Independencia portuguesa, durante la cual tuvo un papel
muy relevante, contribuyendo al mantenimiento de las tropas españolas que
vigilaban la frontera. En 1642, el conde Jerónimo Ró fortaleció la villa,
construyendo el fuerte de San Jerónimo, junto a la iglesia parroquial. Y
aprovechando los restos del viejo castillo medieval, edificó el actual Castillo
de San Marcos.
En 1665, el
gobernador del Alentejo, el Conde de Schomberg, saqueó e incendió el pueblo,
arruinándolo totalmente y provocando la huida de sus habitantes. Un año
después, estos retornaron al lugar.
De entonces a hoy
sólo encuentro referencias a las inundaciones del río Guadiana: en 1823 el agua alcanzó 14 metros de altura, destruyó
110 casas de las 240 que tenía el pueblo, y se reconstruyó en los alrededores
de la iglesia, a fin de evitar posteriores
desbordamientos del río; y otra vez en 1876,
cuando nuevamente el castillo fue refugio de los damnificados.
En lo relativo al castillo, recordar que fue
Jerónimo Ró, en 1642, quien construyó el castillo (hemos de suponer, dada su
situación y morfología, que debió existir otra edificación anterior de éopca
medieval), y otros elementos que fortalecieron la villa.
Y todo ello porque dos años antes, el Duque de Braganza lideró un levantamiento
que dio inicio a una guerra entre los dos reinos que duró hasta 1668. Se
fortificaron todas las villas fronterizas, pero eso sí, ya siguiendo las pautas
que la pirobalística dictaba a la ingeniería militar.
Pese a ello, el ejército portugués tomó la
población en varias ocasiones, siendo entre 1666 y 1668 cuando más tiempo
estuvo en su poder. A partir de entonces, y durante la Guerra de Sucesión
(1700-1713), hubo una guarnición de manera permanente en el castillo, además de
una constante ejecución de mejoras en sus defensas.
Es en 1741 cuando el ingeniero Ignacio Salas
proyecta y construye las últimas obras incluyendo modificaciones a las obras
que en su momento realizaron los portugueses, quedando el castillo tal y como
ha llegado a la actualidad.
En 1866 el ejército cedió la propiedad del
castillo al Ayuntamiento de Sanlúcar de Guadiana, ya que había dejado de tener
función militar alguna. El Ayuntamiento lo dedicó a matadero.
Durante el siglo XX y hasta los años 50, se
utilizó como cuartel de la Guardia Civil.
Desde entonces, el abandono por parte de las
administraciones le ha llevado al estado de desolación que ha tenido durante
más de cincuenta años.
De lo anterior se deduce que este castillo es
un claro ejemplo de cómo fueron cambiando los diseños constructivos en materia
de defensa entre los siglos XIV y XVIII, siendo quizás la fortificación
fronteriza más importante de Huelva.
El camino que desde la carretera nos lleva hasta el castillo
es accesible en coche (andando nos llevaría una media hora, y además cuesta
arriba que es lo peor). No sé cómo estará después de la restauración, pero
antes la pista llegaba casi hasta la puerta.
Camino del castillo |
En el año 2007, cuando lo visité, se encontraba muy
deteriorado, pero a pesar de ello era fácil entenderlo e identificar casi todos
sus elementos. El acceso era totalmente libre y su visita implicaba algo de
peligro. Lo peor de estas situaciones es vivirlas solo, no sólo por no poder
compartirlas sino que en caso de accidente, las posibilidades de ayuda son
escasas. Pero bueno, vamos ya a la visita.
Camino de acceso y revellín previo a la entrada |
Una vez recorrido el revellín que protege la puerta, y atravesada ésta, encontré un
montón de ruinas inidentificables, que me exigió subir a la muralla para así
poder mirar y reconocer todos aquellos vestigios.
Puerta de entrada |
Paseando por el camino de ronda observo que el
castillo tiene planta de trapecio irregular -78 metros de largo y 27 metros de
ancho-; y en cada esquina cuatro torreones, tres cilíndricos y el del ángulo
nordeste que, a modo de baluarte, inicia en circular y termina en un
pronunciado ángulo.
En la cara oeste, un baluarte al que se
accede mediante un portillo.
Portillo de acceso al baluarte oeste |
En el interior, los cimientos y arranques de
muros correspondientes a almacenes, alojamientos de soldados y oficiales,
capilla y aljibe.
Aljibe |
Vista general de las ruinas intramuros |
En el ángulo suroeste la torre forma parte de
un conjunto algo mayor, un baluarte al que se accede por un cómodo patín, orientado hacia el castillo de
Alcoutim, lo que da una idea de hacia donde debían ir los tiros.
Todo el conjunto está construido a base de piedra de distintas labras y
acabados, dependiendo de la época en que se llevaron a cabo las reformas.
En el exterior, un muro lo rodea casi en todo
su perímetro, protegiendo lo que debió ser un camino cubierto.
La segunda vez que subí al castillo de Sanlúcar, en julio de
2014, éste estaba siendo restaurado por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, por lo que no pude acceder a su interior, así que me limité
a recorrer su perímetro, fotografiarlo y a no hacer juicios de valor por la
obra. Meses después, en la red encontré las fotos aéreas que
aquí dejo y que da perfecta idea de lo que ahora es y de lo que debió ser.
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El castillo antes de su restauración (huelvabuenasnoticias.com) |
Así que tuve tiempo para callejear por el pueblo, pasear por
la ribera del Guadiana y descansar la vista, sentado en el pequeño puerto,
mirando allí enfrente, hacia la otra orilla. Y al igual que desde arriba, o
cuando estuve en Alcoutim, comprendo el porqué de la elección de este lugar
para situar las dos poblaciones. Es un lugar, simplemente, magnífico.
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