martes, 6 de octubre de 2015

La puerta del Sol y los Jardines del Valle

Dejando atrás la Puerta de Córdoba, la muralla debió seguir, aproximadamente por donde ahora camino, Ronda de Capuchinos adelante. Dejo a la izquierda la Avenida de Miraflores, la carretera de Carmona, e inmediatamente, a la derecha, está la calle Santa Lucía, y en ella la Trinidad. En la esquina con la calle Sol, repito que aproximadamente, estuvo la Puerta del Sol. 
La Trinidad; por aquí estuvo la puerta del Sol
Puerta que como todas debió ser almorávide, reformada por los almohades y también sujeta a remodelación a finales del siglo XVI, cuando era asistente de la ciudad el ya nombrado D. Pedro Carrillo de Mendoza, quedando su aspecto tal como nos ha llegado en grabados y en viejos recuerdos: arco de medio punto, sobre él un sol grabado que dio nombre a la puerta, a la vez que indicaba su orientación, a levante, como tantas murallas y castillos árabes. Y todo rematado con una torre almenada, amplia y espaciosa, quizás la mayor de toda la muralla. Como en otras puertas y edificios, una lápida recordaba estos hechos y fechas.

Aspecto que tuvo la puerta del Sol
 A partir del siglo XVIII, olvido, abandono progresivo y demolición que fue a finales del siglo XIX; como las demás fue víctima de la piqueta revolucionaria y de la necesidad de hacer de Sevilla una ciudad moderna. Que en ello andamos todavía.

A la izquierda de  la Puerta del Sol continuaba la muralla hacia el suroeste, durante muchos años perdida pero casi intacta; escondida entre los jardines del convento franciscano del Valle (siglo XV) y sirviendo como medianera a las viviendas de la calle Sol.

En 1757 el edificio que aloja el convento pasa a ser dedicado como fábrica de salitre, y tras su compra por la marquesa de Villanueva en 1866, previa la desamortización, es reconvertido en colegio con el nombre del Sagrado Corazón, que fue llamado, o conocido, desde entonces como el colegio del Valle, y desaparecido a mediados del siglo pasado. De él sólo se conserva la puerta que, desde la avenida de María Auxiliadora, daba acceso al mismo y que hoy es la entrada a los jardines. Sobre esa puerta, el escudo de la Orden de los Sagrados Corazones nos recuerda quienes fueron sus propietarios. El resto, patios y parte del solar que ocupó, son hoy el actual parque que visito.

En el interior, dos cosas llaman la atención: primero la vegetación, que proporciona al lugar una gran cubierta de sombra, una estancia ideal para disfrutar de un día soleado, como el que en suerte me ha tocado para este paseo. La riqueza botánica que alberga es considerable, llegando a recoger, según la documentación que leo, hasta cincuenta especies distintas de árboles y arbustos, algunos ciertamente exóticos y otros más propios de estas tierras. Todos ellos dispuestos de manera alternada y acogedora en poco más de una hectárea de tranquilidad, rodeada de edificios y de ruido del tráfico urbano.

Jardines del Valle
Y en segundo lugar, cerrándolos por sus caras Norte y Oeste, la muralla: apenas 250 metros y cinco torres cuadradas, de las mismas características geométricas y morfológicas que las de la Macarena, dos almenadas, dos desmochadas de sus almenas y la última, casi en estado de ruina, ya lindando a la que fue la iglesia del Valle, hoy sede de la Hermandad de los Gitanos. Desde esta torre, nuevo quiebro de noventa grados y la muralla entra en el solar de la iglesia, para morir definitivamente unos metros mas adelante.

La primera de las torres

Lienzo de muralla, una de las dos torres almenadas y un poco de lectura





Quiebro de noventa grados
Y más muralla
Último lienzo de la muralla, a la izquierda torre desmochadísima.
Si en otros momentos me he preguntado el porqué se demolieron puertas y torres o porqué se conservaron, en este caso hay que decir que aún existen porque hasta hace poco tiempo cumplieron una misión, que no fue otra que la de medianería entre edificaciones, y con ello su desconocimiento por parte de casi todos: el estar oculta les salvó de las piquetas, incluida la de la tan mencionada Gloriosa. Alabemos desde aquí el trabajo de quienes hicieron posible, a finales del siglo pasado, el rescate de este lugar, para disfrute de lugareños y foráneos. Disfrute que sería mayor si las autoridades competentes tuvieran el detalle de informar sobre esta gran obra que es la muralla de Sevilla. No he encontrado aún en mi paseo, puntos de información o paneles explicativos que ilustren al paseante que quiera ilustrarse sobre ello. 

Démosles tiempo, quizás para la próxima modernización.

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