La torre de Calahonda, que también fue
llamada torre Lancón y Calahorra —este segundo nombre, según algunos autores,
viene de la confusión con otra (¿?) de origen árabe—, se levanta sobre un pequeño promontorio y a pocos metros
del mar, adornando de manera única el jardín de una propiedad privada.
La actual fue construida en el siglo
XVI, como fruto de la política llevada a cabo por los Reyes Católicos de
reforzar la costa andaluza ante los ataques de turcos y piratas berberiscos. Y
en especial la costa malagueña, muy diferente a otras, dada su topografía y su
sinuoso relieve. Cierto es que el trabajo se prolongó en demasía, que hasta en
tiempos de Carlos III se construyeron torres.
La torre ya figuraba en unas Instrucciones de 1497, pero con el nombre de la Calahorra (¿?), palabra de origen
árabe que designa a la torre que en una fortaleza destaca de las demás por sus
mayores proporciones; es por esa definición por lo que me hace dudar que esta
torre que hoy paseo se hubiera
llamado así. Seguramente aquellas Instrucciones
estaban refiriéndose a otra. Pues en 1571, Antonio de Berrio y Luis Machuca
escribieron que “...a pesar de la
importancia de aquel paraje del partido de Málaga, no tenía torre ni
estancia...” por lo que aconsejaron su construcción.
En 1574, el albañil Bartolomé Pérez
recibió del Capitán General del Reino de Granada, Francisco de Córdoba, la
cantidad de 88.750 maravedíes para su construcción, la cual se terminó un año
después, en agosto de 1575, con un coste de 560 ducados de la época.
Imposible llegar hasta la torre. |
(Paréntesis
justificativo:
Me es difícil cuantificar valores de aquellas monedas, y
muchos menos hallar su conversión a las posteriores y a la actual. Hemos de
tener en cuenta que todas ellas tuvieron distintos valores a lo largo de los
tiempos e incluso, como dice el DRAE en el caso del maravedí, fue efectiva unas
veces y otras imaginaria.
En cvc.cerventes.es
leo que el ducado castellano fue moneda de oro creada por los Reyes Católicos,
con un valor de 375 maravedíes, por lo que si la torre se finalizó con un coste
de 560 ducados (560 x 375 = 210.000 maravedíes), y si al tal Bartolomé le entregaron 88.750 maravedíes
para construirla (88.750 / 375 = 237 ducados, aproximadamente), algo no cuadra
en el cierre económico de la obra.)
La torre estuvo en servicio desde su
construcción hasta las primeras décadas del siglo XIX, y son numerosas, al
igual que sus compañeras de atalayeo,
las menciones que de esta torre se hacen en documentación —informes,
reglamentos, relaciones, derroteros, etc., todo ello según Antonio Gil Albarracín
en Documentos sobre la defensa de la
costa del Reino de Granada (1497-1857) — de las distintas épocas que la ha
tocado vivir. A saber:
1726, “la torre Calaonda necesitaba hacerle una
porción de parapeto, una ladronera, revocándola exteriormente e interiormente
su bóveda y hacerle su puerta”. Se presupuestó todo en 1050 reales de vellón.
1740,
se señala que la conveniencia de situar en la torre un cañón de pequeño calibre
y dos pedreros, dotándola de un cabo y seis soldados.
1764,
“la torre de Calaonda, la más occidental
del partido de Mijas”, disponía de un cabo y tres torreros de dotación.
1759,
“la torre de Calahonda, última del
término de Málaga hacia Poniente”, se hallaba por entonces en buen estado,
aunque se presupuestaron 60 reales de vellón para diversos reparos.
1762, Antonio María Bucarelli informó que “la Torre de Calahonda se hallaba en mediano
estado y podía tener dos cañones de a 4 libras”.
1765, Esteban Aymerick informó que en “la torre de Calaonda, para instalar dos
cañones de a 4 libras, era necesario reforzarle su bóveda, hacerle lugar común
y otros reparos”, que fueron presupuestados en 1500 reales de vellón.
1767,
el Plan General de Obras de ese año señalaba que “la torre de Calahonda, necesitaba reforzar su bóveda y rebajar el
parapeto a la altura de su barbeta para admitir los dos cañones de a 4 libras
de su dotación y otros reparos”. Se presupuestó la obra en 500 reales de
vellón.
1773, Ramón de Nabas informó que la torre se
encontraba en buen estado. Tenía instalados 2 cañones de a 4 libras.
1781, Gózar escribió que “la torre de Lancón necesitaba 700 reales de
vellón para sus reparos”.
1783, Joaquín de Villanova informó que “la Torre Lancón necesitaba 8 fanegas de
cal, unos ladrillos y una cerradura para su reparo”. Se presupuestó todo en
150 reales de vellón.
1787, queda anotado en un derrotero que “la torre
de Cala Honda o Calahonda está próxima a una punta rasa, aunque en terreno alto”.
1821, Juan Pérez señaló que la Torre Atalaya de
Calahonda necesitaba pequeños reparos que presupuestó en 400 reales de vellón.
1830, Mauricio Rodríguez de Berlanga describió la torre vigía de Calahonda “a 40 varas del mar”, sin referir nada
acerca de su estado; su dotación
era de un cabo, tres torreros y cuatro soldados que se cobijaban en una barraca
próxima.
1849, Miguel de Santillana indicó que la Torre vigía
de Calahonda, “a 60 pies del mar”,
tenía figura circular y se hallaba deteriorada; sus torreros disfrutaban de 12
fanegas de tierra y en su inmediación había tres chozas que ocupaban
respectivamente los carabineros, el cabo torrero y un particular.
1857, “la torre
vigía de Calahonda se encontraba a 40 varas del mar, con forma cilíndrica de 26
varas de circunferencia, encontrándose en mediano estado y falta de reparos”.
El proyecto de estaciones telegráficas establecido en 1857 la incluyó como una
de las mismas.
Los derroteros de 1860, 1873 y 1906 señalan que la
Torre Blanca de Calahonda se halla en alto, próxima a una punta rasa, mientras
que el de 1945 vuelve a indicar la Torre de Cala-honda a secas.
Por último, el derrotero de 1991 anota la existencia de la Torre de Calahonda pegada a la orilla sobre una punta.
Y también, complicado fue verla. |
LOS DETALLES:
Es de planta
circular, 7’35 metros de diámetro, y forma troncocónica; su perímetro es,
aproximadamente, 23’16 metros, alcanzando una altura de 10’20 metros. En el
terrado el diámetro es 5’85 metros, por lo que su éntasis es muy ligero, 0’75
metros.
Su acceso es a través
de una puerta que se sitúa a 6’10 metros del suelo, siendo a esa altura donde
está la única cámara que dispone; hacia el sur se abre otro hueco, más pequeño
que el de la entrada, para iluminación interior y oteo del horizonte. El primer cuerpo es macizo.
Desde esa estancia se
sube a la terraza a través de una escalera interior. El parapeto, a barbeta, recto y no almenado, tiene
cegados los huecos de los originales matacanes —uno por cada hueco—, que no
fueron respetados en su restauración.
Está ejecutada en mampostería, con un aparejo poco acertado, al menos después de su restauración; no se utilizaron ladrillos. Posiblemente estuvo totalmente enfoscada, cosa común en estas edificaciones.
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Antes de su restauración (de malaga.es). |
Nombre: torre de Calahonda
Localidad: Cala de Mijas
Municipio: Mijas
Provincia: Málaga
Tipología: Torre almenara costera.
Época de construcción: siglo XVI, en 1575; aunque hay datos, algo confusos, que la sitúan un siglo antes. A lo largo de los tiempos ha tenido restauraciones y reformas.
Estado: Ex-ruina consolidada tras su discutible restauración. Se han usado piedras y mortero de distinto tono a los originales, por lo que el contraste es excesivo.
Propiedad: Privada, se encuentra dentro del jardín de una vivienda en la Urbanización doña Lola de Mijas Costa.
Uso: aparentemente, ninguno; es un perfecto ornamento del jardín donde se levanta.
Visitas: supongo que sólo es accesible a los familiares y amigos de los dueños de la finca.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 de 25 de junio sobre el Patrimonio Histórico Español.
La Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la comunidad andaluza en 1993.
Clasificación subjetiva: 2, o sea, si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita. En este caso la observé desde la calle más cercana, no fui a la playa, que no había mucho interés por parte de la Compañía.
Cómo llegar: