martes, 12 de junio de 2018

Escacena del Campo, Aldea de Tejada, Recinto de Tejada la Nueva

Hoy paseo por el que se conoce como castillo de Tejada la Nueva, pero más que castillo, que lo es, se trata de los restos de una antigua ciudad cuyo origen se remonta hacia el siglo IV a.C., y que vino a “sustituir” a otra más antigua y cercana, de la que se desconoce cuál fue su nombre, y que conocemos como Tejada la Vieja.
Pero situémonos: estamos en la Aldea de Tejada, pequeño núcleo urbano perteneciente a Escacena del Campo, población situada en la onubense comarca de El Condado.

El origen de la Nueva está en la Vieja, ya que cuando esta última fue abandonada, probablemente hacia el siglo IV (o siglo VI, tengo dudas) a.C., su población se asentó unos pocos kilómetros al sur.
Y como resulta que a Tejada la Nueva se la conocía simplemente como Tejada, se decidió llamar a la otra, que era más antigua, Tejada la Vieja, por lo que a la más reciente se le comenzó a denominar la Nueva.
Aclarado el porqué de la dualidad de topónimos, pasemos a esbozar el principio de la historia:

Desde la carretera, la fachada sur, la única que se conserva.

La ciudad de Tejada la Vieja fue, en sus principios, un asentamiento tartésico de pequeñas proporciones cuyos pobladores se dedicaban principalmente a la extracción de minerales y su comercio, y también a la agricultura. El incremento de esta actividad hizo que en el siglo VIII a.C. la población se hubiera desarrollado de tal modo que terminara siendo un importante centro comercial que distribuía los productos mineros de las distintas minas de sus alrededores. Entre los minerales que se extraían, manipulaban y comercializaban, estaban el cobre, el plomo y la plata.
Tras, posiblemente, una crisis económica, la población decide trasladarse unos kilómetros más al sur, a unos terrenos más llanos junto a un arroyo, que ofrecían mejores condiciones para la agricultura.
Se funda así la que se conoció como Tejada, hoy Tejada la Nueva. Sus pobladores, turdetanos, la amurallaron y estas murallas sirvieron de base para las que posteriormente levantaran los romanos. De aquellas murallas turdetanas no nos ha llegado resto ni evidencia alguna.
La población cobró gran importancia durante la dominación romana, siendo durante el siglo II a.C. una de las ciudades más notable del Bajo Guadalquivir; se la conocía por entonces como Ituci, y destacó como punto de comunicaciones al estar ubicado junto a caminos que unían el norte con el mar.
Tan importante debió ser que incluso acuñó moneda propia y estuvo amurallada, conservándose restos de cimentación de algunas torres. En el Itinerario de Antonino se la cita como la sexta mansio de la calzada XXIII, que unía Mérida con la desembocadura del Guadiana. Incluso, se dice que ahí nació Pompeya Plotina, que sería emperatriz al casar con el emperador Trajano.
Y no sólo importante, también fue imprescindible y necesaria, ya que desde la fuente de Alpízar, muy cercana, se abastecía de agua, a través de un acueducto, a la ciudad de Itálica.

Después de los romanos, como ya sabemos, vinieron los visigodos y, con ellos y en esta comarca, se inició un periodo de decadencia que durará hasta la llegada de los musulmanes, quienes, recién iniciada la invasión de la península, llamarán a este lugar Talhyata. A lo largo de todo el siglo VIII se reconstruirían y ampliarían las antiguas murallas romanas de la población hasta casi el doble de la extensión original. De entonces proceden algunas huertas y sistemas hidráulicos que aún perduran.


Nota intermedia:
En alguna página web, al parecer de marcado carácter localista, se habla de la taifa de Tejada, lo que me suena a una mera intención potenciadora de la historia del lugar. Las taifas más cercanas que existieron fueron la de Sevilla y la de Niebla.


Pero llega un momento en que los musulmanes se tendrán que marchar, y es que los cristianos ya andaban por estos territorios. Corría el año 1253 cuando aquellos fueron derrotados por éstos —cuentan que en una batalla los cristianos infringieron 20000 bajas, entre prisioneros y muertos, en el ejército enemigo; el lugar donde se perpetró tal escabechina fue conocido como el Cerro de la Matanza—.
La fortaleza de Tejada fue entregada a un dirigente de la Sevilla musulmana, convirtiéndose en un importante territorio del repartimiento de tierras del Reino de Sevilla.
A partir de entonces el campo de Tejada pasaría a depender de la ciudad de Sevilla; se repueblan alquerías vecinas que darían lugar a nuevas poblaciones, como Paterna, Escacena y Castilleja, que terminarían apellidándose del Campo.
En el siglo XVI Tejada la Nueva se va despoblando en favor de las alquerías vecinas y es progresivamente abandonada. A finales del siglo XVIII se encontraba casi desaparecida y totalmente despoblada.
En la primera mitad del siglo XIX, y con la nueva división territorial de España, se crea la provincia de Huelva y todo el Campo de Tejada pasa a depender de ella, quedando delimitados todos términos municipales.

Edificaciones en el interior del recinto



LOS DETALLES:

De planta muy irregular, dispuso de no menos de dieciséis torres, según aprecio en el dibujo y en la superposición sobre foto aérea que he encontrado en ataral.es. Aunque probablemente tuvo de alguna más.
La fortaleza, que debió tener un aspecto cerrado y compacto, se adaptaba con facilidad a la topografía del terreno, por otro lado bastante cómodo y expuesto. Tuvo un perímetro de aproximadamente un kilómetro, encerrando un superficie de 6’15 hectáreas. El autor del dibujo adjudica tres puertas al recinto, que las dispone en las zonas que parecen serían más accesibles, orientas al norte, sur y este.

La zona recuadrada corresponde a los restos que se conservan (de ataral.es)

El recinto fortificado de Tejada la Nueva se ejecutó de muros de tapial —obra almohade— sobre un zócalo de mampostería —restos de la obra romana—.
Actualmente conserva solo un paño de muralla en su orientación sur y los restos de dos torres. Son de planta cuadrangular con sillares en sus bases y esquinas y el resto de tapial.
En su interior se levantan tres edificaciones modernas, de las cuales sólo una está en uso y las otras dos en ruinas.

La torre que se levanta en el interior del recinto es de factura contemporánea.



RESUMIENDO:

Nombre: Castillo de Tejada la Nueva
Localidad: Aldea de Tejada
Municipio: Escacena del Campo
Provincia: Huelva

Tipología: Recinto amurallado
Época de construcción: siglo VIII, pero sobre restos muy anteriores.
Estado: En pésimo estado de conservación, gracias a la dejadez y el expolio.
Propiedad: lo desconozco.
Uso: ninguno; bueno, para mirarlo. Y para delimitar la propiedad interior
Visitas: se trata de un espacio abierto, no acondicionado para las visitas, lo que tampoco la dificulta. Al menos así era en el año 2008 cuando anduve por allí.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 de 25 de junio sobre el Patrimonio Histórico Español.
La Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la comunidad andaluza en 1993.

Clasificación subjetiva: 2, o sea, si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.
Otras cuestiones de interés: Muy cerca se encuentra el castillo de Alpízar, de traza almohade pero que presumiblemente fuera construido sobre una villa rústica romana.
Y también en las inmediaciones, está la Aldea de Tujena, heredera de un antiguo asentamiento prerromano, y romano después, dedicado a la minería.
No olvidar Tejada la Vieja, a la que buscaré un hueco en este blog.

Escacena del Campo desde Tejada la Nueva

Cómo llegar: Desde Sevilla, por la A-49 hasta la salida hacia Carrión de los Céspedes y Castilleja del Campo. Desde aquí, por la A-472 dirección Manzanilla y antes de ésta, a la derecha por la HU-6111 llegar a Escacena del Campo y continuar por la HU-6110 que pasa por Tejada la Nueva.

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