Siguiendo con el estudio de Antonio Gil Albarracín, vemos el listado de edificaciones: atalayas, torres, baterías y casas fuertes, con los nombres de sus adjudicatarios y la recompensa ofrecida por el Rey.
De poniente a levante, las torres
de dos cañones fueron:
Málaga, Marbella, Torre
del Lance las Cañas.
Málaga, Mijas, torre
de la Cala del Moral.
Málaga, Fuengirola, Torre
Blanca (desaparecida).
Málaga, Vélez Málaga, Benajarafe,
Torre Moya.
Málaga, Nerja, La
Torrecilla.
Granada, Almuñécar, Torre
de Punta Galera, de Taramay o fortín de Velilla.
Granada, Polopos,
Castillo de Baños de Arriba, Fortín de Baños.
Almería, Roquetas de
Mar, Torre de los Bajos (desaparecida).
Almería, Carboneras, Torre
de Mesa Roldán.
Almería, Mojácar, Torre
de Macenas (sustituyó a la prevista en la Rambla de los Moros).
Almería, Cuevas de
Almanzora, Villaricos, Torre del Cristal.
Esta lista no es del todo
coincidente con la del estudio de Antonio Gil Albarracín, pues en ella no
figura la torre Blanca que se construyó en el término de Mijas, en terrenos de
la actual Fuengirola, y que fue demolida en 1960 para ensanchar la carretera
N-340.
Igualmente, no
encuentro datos que sitúen en Adra una torre para dos cañones. En esta
población sólo me constan el castillo de Adra, muy anterior a los finales del
siglo XVIII, y las torres almenaras de Guainos y Alhamilla.
De poniente a levante, los fuertes son:
Málaga, Manilva, Sabinillas, Castillo-fuerte de La Duquesa.
Málaga, Vélez-Málaga, Valleniza, Fuerte del Marqués.
Granada, Almuñécar, La Herradura, Fuerte de La Herradura.
Granada, Motril, Carchuna, Fuerte de Carchuna.
Almería, El Ejido, Fuerte de Guardias Viejas.
Almería, Níjar, Los Escullos, Fuerte de San Felipe.
Almería, Níjar, El Playazo de Rodalquilar, Fuerte de San Román.
Almería, Garrucha, Fuerte de Las Escobetas o de Jesús Nazareno.
Y las Casas fuertes para caballería fueron dos:
Málaga, El Rincón de la Victoria, Casa fuerte de Bizmiliana.
Almería, Casa fuerte de La Cruceta o de Casas Fuertes.
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Casa fuerte de caballería de La Cruceta, Almería.
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Estas torres, fuertes y casas para caballería estuvieron en activo durante la Guerra de la Independencia, sufriendo grandes perjuicios a causa de la propia ocupación francesa en algunos casos —a fin de que el enemigo no pudiera disponer de la artillería en ellos instalada—, también por los ingleses, nuestros aliados en esa guerra, que así conseguían que las costas quedaran accesibles e indefensas para su armada y aumentar así su supremacía naval.
Desde entonces, y ante la imposibilidad de asumir económicamente su mantenimiento —la economía española no estaba para ello, con la independencia de países americanos de por medio y una guerra civil—, a lo que se añadieron los cambios introducidos por los nuevos sistemas de armas, se hizo imposible su reconstrucción. Se transformaron en cuarteles del Cuerpo de Carabineros, incluso pasaron a particulares.
Pero a pesar de ello fueron capaces de demostrar su eficacia en la Guerra Civil, aun cuando se creía que ya la habían perdido; a partir de 1940 pasaron a la Guardia Civil, como cuarteles o como puntos de vigilancia, lo que obligó a realizar en ellos modificaciones encaminadas a su adaptación al nuevo uso.