Alguna vez he
escrito, y si no lo hago ahora, que cuando a un lugar se le quiere dar lustre,
se debe dejar claro que ése es un lugar con antiguos orígenes, lo más antiguo
que se pueda: como mínimo debe irse a los romanos y, si es posible, aún más
allá.
Pues bien, en Triguero se da el caso de que sí, que se puede ir a más antiguo aún. A ver:
Y es que leo que Trigueros fue asentamiento antiguo, o al menos así lo contaba a finales del siglo XVIII un tal Pérez Quintero: “...sede de la vetusta y notable Conistorsis o Cunistorgis, ciudad íbera que perteneció a los cúneos…”, de los cuales jamás he oído hablar pero que, a poco que une navegue por la red, se entera que hay más lugares que se disputan tal honor —el ser la antigua Cunistorgis—, como Beja en Portugal o, nada más y nada menos, que Medellín en Badajoz, muy cerca de mi pueblo natal.
Además, para recalcar aún más mi teoría he de mencionar la existencia en su término municipal de un dolmen —el Dolmen de Soto— que permite fijar la presencia humana por estos parajes en casi 3000 años aC. Que son muchos años.
Pero lo que ya le da la pátina necesaria que hace brillar a Trigueros —que ya quisieran muchos lugares—, es la posibilidad de que la iglesia fortaleza que hoy traigo a mi blog, tenga fundamentos templarios. Eso sí que son palabras mayores.
Es por ello que en algunos textos se denomine a este templo como Iglesia de los Templarios o de San Antón de los Templarios.
Pues bien, en Triguero se da el caso de que sí, que se puede ir a más antiguo aún. A ver:
Y es que leo que Trigueros fue asentamiento antiguo, o al menos así lo contaba a finales del siglo XVIII un tal Pérez Quintero: “...sede de la vetusta y notable Conistorsis o Cunistorgis, ciudad íbera que perteneció a los cúneos…”, de los cuales jamás he oído hablar pero que, a poco que une navegue por la red, se entera que hay más lugares que se disputan tal honor —el ser la antigua Cunistorgis—, como Beja en Portugal o, nada más y nada menos, que Medellín en Badajoz, muy cerca de mi pueblo natal.
Además, para recalcar aún más mi teoría he de mencionar la existencia en su término municipal de un dolmen —el Dolmen de Soto— que permite fijar la presencia humana por estos parajes en casi 3000 años aC. Que son muchos años.
Pero lo que ya le da la pátina necesaria que hace brillar a Trigueros —que ya quisieran muchos lugares—, es la posibilidad de que la iglesia fortaleza que hoy traigo a mi blog, tenga fundamentos templarios. Eso sí que son palabras mayores.
Es por ello que en algunos textos se denomine a este templo como Iglesia de los Templarios o de San Antón de los Templarios.
Trigueros, para
quien no lo sepa, está en la provincia de Huelva y muy cerca de la ciudad de
Huelva. Así que ya estamos situados.
Donde no sitúo
bien a este pueblo, la verdad y ahora algo más en serio, es en la historia. Y
es que casi no encuentro referencia a él antes de la Reconquista, apenas algunos
vestigios almohades—el origen y buena parte de los elementos constructivos de
la iglesia de San Antón—.
Lo conquistó a los
musulmanes, de rebote, el rey Alfonso
X al conquistar el reino de Niebla —corría el año 1262—, al que pertenecía la
población de Trigueros, y con ella el castillo.
Con el tiempo, y
por esos avatares de los casamientos, la población pasó a los Condes de Niebla
y después a la Casa de Medina Sidonia, cuando el rey Juan II de Castilla otorgó
al tercer Conde de Niebla, Juan Alonso Pérez de Guzmán, el que sería el ducado
más antiguo de España, el ya mencionado de Medina Sidonia.
LA IGLESIA:
El edificio es
de origen almohade —sobre ello parece ser que hay unanimidad entre los
especialistas— con toda seguridad un castillo construido en el siglo XII, y apoyándose en sus restos,
cimientos, torres y muros, se levantó la iglesia que hoy vemos. Esto último
debió ser hacia 1300, a la vez que en Sevilla se construía la iglesia de Santa
Ana —algunas cuestiones hacen afines ambos edificios—. También hay autores que
atribuyen su construcción al segundo Conde de Niebla —1396-1436—.
Ante las dudas
que hay sobre su origen se levanta la
leyenda de que fueron los templarios quienes la construyeron, para así dar prestigio
al edificio, y de paso al pueblo. Si fuera así podríamos datarla, como muy
tarde, a finales del siglo XIII, ya que fue en 1310 cuando esa Orden
desapareció por imperativo papal. Algunos autores han alimentado esas dudas,
como Amador de los Ríos, que escribió a finales del siglo XIX:
“No falta quien afirme que su iglesia parroquial,
dedicada a San Antonio Abad, es el templo que en forma de casa fuerte
edificaron los Templarios, a cuya Orden Militar dicen que por tradición consta
haber pertenecido esta villa. Nada hay que justifique al presente esta
aseveración, pues aunque la iglesia parroquial es reputada obra del siglo XIII,
habiéndose hundido en el terremoto de 1755 ha sido completamente reformada, y
no se conserva rasgos ostensibles que permitan el supuesto”.
“La iglesia que sirve de parroquia en la villa de
Trigueros es un castillo y plaza fuerte con todos los pertrechos necesarios
dentro y fuera para hacerse fuertes y defenderse de los enemigos, porque sus
muros son muy gruesos y tienen por la parte de afuera almenas y por dentro sus
troneras y andenes para desde ellos ofender y defenderse. Dicen que fue casa de
los Caballeros Templarios y que por eso se edificó así”.
La siguiente
noticia que se tiene sobre la iglesia, está relacionada con la decoración del
templo con pinturas murales, datadas a finales del siglo XV. Por entonces,
también, el cuarto Conde de Niebla lleva a cabo obras en el edificio.
El 1 de
noviembre de 1755, cómo no, sufre graves daños a consecuencia del terremoto de
Lisboa. Las obras de reparación no se limitaron a restaurar los deterioros
producidos por el terremoto, sino que incluyeron la ampliación de su planta
hacia la que hoy es la plaza de España, ejecutándose una nueva portada de
estilo neoclásico. Lo mismo ocurrió con la torre y con algunas capillas.
En la segunda
mitad del siglo XX volvieron a acometerse obras de restauración, en dos fases,
que afectaron a dos capillas y a dependencias parroquiales.
Se trata de un
edificio exento, de planta rectangular y orientado hacia el oeste, punto
cardinal a donde se orienta su fachada principal. Hacia el este se prolonga el
edificio con un ábside de cinco caras exteriores.
Del edificio
primitivo nos quedan los muros laterales de la iglesia y dos de las cuatro
torres que tuvo, todo ello ejecutado en ladrillo que hoy está visto. Sobre la torre de la esquina suroeste se
levantó en el siglo XVIII el campanario, de estilo barroco, con un remate en
chapitel del cuerpo de campanas. También es barroca la fachada principal.
Pocos o casi
ninguno son los datos, escritos o gráficos, que pueden consultarse a fin de
describir, aunque sea brevemente, como fue aquel castillo. Casi todo lo que
encuentro y leo está referido al edificio tal y como hoy lo contemplamos. Por
otra parte, describir el interior de la iglesia se aleja del fin de este blog,
ya que lo allí existente no es cuestión relacional
con la castellología.
Sin embargo
encuentro en Castillos de España, de la
Editorial Everest, una breve descripción de lo que debió ser:
“La traza se muestra sencilla, organizada en doble
muralla concéntrica en torno a una superficie cuadrangular a cielo abierto, con
cubos esquineros y barrera exterior con acceso preservado por puente levadizo y
posible foso.
Merece la pena señalar la evidente adaptación a la
artillería de pólvora con que fue dotado; se registra, al respecto, la
existencia de casamatas y bóvedas a prueba de bomba…”
![]() |
Recurro a esta foto porque subir a la azotea es imposible. |
Me fijo pues en
el exterior, donde se aprecia un almenado perimetral —que más bien parece un
recuerdo de lo que debió ser— que se apoya en una sencilla y doble línea de
imposta; los merlones se rematan piramidalmente. Todo el almenado oculta la
cubierta del edificio, una azotea transitable.
El conjunto
ofrece unos volúmenes rotundos con muy poca decoración y algunos huecos de
reducido tamaño.
La torre que más
destaca del conjunto es la situada en su fachada norte, que corresponde a la
nave del evangelio, con pequeñas saeteras; las inferiores se enmarcan en arcos
de herradura.
El ábside, poligonal
de cinco lados, lo forman arcos apuntados en cuyo interior se abren, en tres de
ellos y de manera alternativa, ventanales geminados dentro de arcos ojivales.
Al igual que en las fachadas laterales, aquí también, el remate superior se
resuelve con el mismo almenado.
En la fachada
sur ha casi desparecido la torre que sería pareja a la única existente. Sobre ella se levantó una de las capillas que se
adosaron a la iglesia en las obras del siglo XVIIII.
Tipología: Iglesia fortificada.
Propiedad: privada, Iglesia Católica.
Otras cuestiones de interés: muy cerca del pueblo está el dolmen de
Soto, 3.000 años de antigüedad, llamado así por ser el apellido de su
descubridor. Está en muy buen estado a pesar de ser tan viejo.
Más moderno es el Puente de Alcolea,
un viaducto ferroviario de hormigón armado que forma parte de la línea
Zafra-Huelva y salva el río Odiel. Sus trescientos metros de longitud y setenta
de altura bien merecen ser admirados. Sustituyó a otro de celosías de hierro.
Cómo llegar: Desde Sevilla hacia Huelva, tomar la autovía
A-49, y hacia el kilómetro 75, a la derecha, coger la N-435. En breve se
llegará a Trigueros.