Si vas circulando por la carretera N-340 en sentido a Málaga, has sobrepasado el río Guadiaro y llegas a su altura —poco antes habrás visto el cartel que anuncia que entras en esa provincia y también otros que te indicarán que llegas al paraje denominado Punta de la Chullera—, desvíate inmediatamente por la primera salida que veas y llegaras fácilmente a ella, o mejor dicho a sus inmediaciones porque hasta sus pies es imposible, la zona está vallada, supongo que es así porque se trata de una propiedad privada.
Pero da lo mismo, desde las playas aledañas o desde el curioso acantilado contiguo que casi cierra una playita muy singular llamada la Cala de la Sardina, la vista de la torre es excelente, y aunque el paseo sea en la distancia, merecerá la pena.
La torre desde Cala Sardina |
LA TORRE:
Fue construida a principios a final del siglo XV o principios del XVI, y desde entonces es conocida por el nombre de la Chullera, para formar parte del sistema de vigilancia de la costa que ya habían iniciado los árabes y continuado por los cristianos. Y más tarde, ya en la Edad Moderna, la molestia vino por parte de los turcos y moros de Berbería que dedicaban el tiempo a sus razias por la costa hispana; a lo que hay que añadir los piratas ingleses, que terminaron por quedarse con el cercano Gibraltar.
Leo que su origen es árabe —formó parte de las defensas costeras del Reino de Granada— y, por lo tanto, anterior a la data de más arriba; la torre precedente, que ya se llamaba de la misma manera, debió encontrarse en muy mal estado a causa de los destrozos que le provocó un rayo, según se desprende de una real cédula de 1516 donde se daba a entender su pésima situación y obligaba a la construcción de una nueva torre. Aunque probablemente sólo se reconstruirían las partes dañadas, en su mayor parte del tramo superior. En esa cédula se habla de la dotación de la torre que consistía en tres hombres.
En diversos documentos,
a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII, se habla de su buen estado. Durante
el siglo XVIII era mantenida por el duque de Arcos, que sufragaba a los
torreros y la munición de los dos cañones de a cuatro libras con los que se
artillaba.
A finales de ese siglo,
ya requería obras de reparación, las cuales correrían a cargo del duque de
Arcos que también mantenía las torres de La Sal o del Salto de la Mora y la
recientemente descubierta de la Duquesa.
Durante el siglo XIX
siguió estando dotada de torreros, pero éstos disponían de chozas aledañas,
quizás porque ya no estaba en muy buen estado.
Una valla impide acercarse a la torre. |
LOS DETALLES:
Datos básicos: su planta
es circular, 7’45 metros de diámetro y 23’40 de perímetro. Pero más arriba, a
10 metros de altura, el círculo se cierra hasta los 5’75 metros de diámetro en
el exterior del pretil de la azotea. Conclusión, la torre es troncocónica, con
una escarpa de 75 cms.
La torre se eleva sobre
un plinto de escasa altura, al que le sigue un cuerpo macizo de algo más de la
mitad de su altura. El segundo cuerpo, ligeramente retranque dado con el
anterior, contiene la única dependencia de la torre, que se cubre con una bóveda.
En esta sala hubo una chimenea, hoy tapiada. Una escalera adosada al muro
conducía al terrado.
Su puerta de ingreso
estaba, bueno, aún sigue ahí, a poco más de 6 metros del suelo, siendo este uno
de los dos huecos que presenta. El otro, orientado al sur e igual de
deteriorado como el de entrada, servía para otear el horizonte.
Los materiales
utilizados en su construcción fueron pequeña y mediana mampostería de piedra
caliza bermeja, puesta en hiladas horizontales y tomada con argamasa que debió
ser pobre pues a lo largo del tiempo se ha disgregado dejando suelta la fábrica
con el consiguiente peligro de caída.
El cuerpo más alto es el
que parece reconstruido, apreciándose en él mampuestos más reducidos que el
resto y alguna hilada de ladrillo. Y precisamente es este último tramo el que
actualmente está más deteriorado: ha perdido la azotea, parte del pretil y los
dos pequeños matacanes que se situaban sobre los huecos, permaneciendo aún las
ménsulas que los soportaban. La bóveda que soportaba el terrado se conserva en
parte.
La torre escondida tras actuales edificaciones. |
RESUMIENDO:
Uno de los lugares más singulares de la costa malagueña. |
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