Una vez leí
que desde la Punta de Velilla se ven los mejores atardeceres de Almuñécar.
Suena a slogan turístico; seguro que en Nerja dirán lo mismo de su lugar más
sugestivo, y en Salobreña ídem de su castillo. Y desde la torre de Cerro Gordo
ni os cuento; pero sí, ya os conté. Así que por llevar la corriente al folleto
turístico subo hasta el cerro de la Punta de Velilla serpenteando por calles
envueltas de residencias veraniegas, apretando nerviosamente el acelerador del
coche, que se me hace tarde y a ver si va a atardecer antes de llegar y con la
ausencia de luz me lo pierdo: torre y ocaso.
Llego a la
torre, de Punta de Velilla, llamada así porque así se llama el cerro, aunque
también es conocida como torre del Hachuelo (antiguamente éste fue el topónimo
del monte), y más inusualmente como Estancia del Chuchelo.
Estoy, como
ya he dicho, en Almuñécar, a levante del pueblo, aunque el núcleo urbano
continúa hacia el oeste, hasta la Punta Galera que es el final de la playa del
Tesorillo, donde se levanta el Fortín de Velilla (no confundir con la torre que
hoy paseo).
Desde este
punto y a 127 metros de altitud, miro hacia el este y casi veo (me sincero, no
lo veo) el cabo Sacratif, y a poniente sí que distingo el cerro de la Punta de
la Mona, la torre no; antes de ésta última, Almuñécar y su castillo de San
Miguel. Es fácil comprobar, con tantos castillos y torres, que se trata de una
costa que estuvo muy protegida desde tiempos remotos. Por algo sería.
La
torre que hoy paseo se levanta en las proximidades de donde, parece ser,
existieron enterramientos fenicios; o sea, que hay que remontarse algo así como
tres mil años. Luego llegaron los romanos y árabes, y por último los cristianos
que son quienes la reconstruyen hacia el año 1573 sobre los restos de otra de
origen nazarí. Y tal como la levantaron hoy la conocemos.
Años
antes, finalizada la Reconquista y estando los Reyes Católicos interesados en
campañas militares en el norte de África, vieron la necesidad de aumentar las
defensas de nuestras costas, por lo que hacia 1497 comenzaron a diseñar el
ordenamiento de esas defensas mediante la restauración de torres de origen
árabe. Estas líneas generales servirían de base para futuras obras nuevas a lo
largo de los siglos XVI y XVII. Labor que continuó en el siglo XVIII durante el
reinado de Carlos III. Fue esa una eterna ocupación y también preocupación de aquellos
gobernantes.
Al
igual que sus torres vecinas, su dotación fue de dos torreros al mando de un
cabo, que residían de manera permanente en la torre.
Nunca
dispuso de ningún tipo de artillería, lo confirma la
Relación del estado
de todos los puertos fortificados de los ocho Partidos de la costa del
Reino de Granada, dividido en Mandos, desde Calatarage, que da principio
en el Reino de Andalucía, hasta San Juan de los Terreros, que confina con
el de Murcia, redactada por el mariscal de campo Antonio
María Bucarelli y Ursúa y el ingeniero Miguel del Corral, entre el 6 de diciembre
de 1761 y finales de enero o principios de febrero de 1762:
“Partido
de Almuñécar
[...]
Torre de Velilla
Dista esta torre de la ciudad antecedente [Almuñécar]un cuarto de legua, está situada sobre una eminencia grande, y aunque puede tener cañones de a cuatro no le servirían.
Entre esta y la ciudad de Almuñécar desemboca el Río Verde”.
[...]
Torre de Velilla
Dista esta torre de la ciudad antecedente [Almuñécar]un cuarto de legua, está situada sobre una eminencia grande, y aunque puede tener cañones de a cuatro no le servirían.
Entre esta y la ciudad de Almuñécar desemboca el Río Verde”.
Estuvo
en uso militar hasta mediado el siglo XIX en que el Cuerpo de Carabineros
dispuso de ella para la vigilancia del contrabando. Luego, ya en el siglo XX,
abandonada y sola.
Cuando llego, como me temía, está a punto de anochecer. Le doy una par de vueltas, hago unas fotografías, y la compañía y yo vemos como se va poniendo el sol más allá del Cerro Gordo. Pero aún me da tiempo a cotejar los sucintos datos que traigo anotados en mi libretilla:
Que
su volumen no es un cilindro, ni siquiera es levemente troncocónica, pues
varían sus medidas desde los más de siete metros de diámetro en su base hasta
los 4’50 metros en su coronación. Que su altura es de casi 12’00 metros y que
se asienta sobre una cimentación cilíndrica de mayor diámetro que su base, no
apreciándose un primer cuerpo a modo de zócalo.
Hasta
aquí, las semejanzas con sus cercanas primas es enorme, pero es que aún hay
más:
Sus
materiales son los mismos, mampostería y mortero de cal y arena, con ripios
para regularizar la fábrica; estuvo enfoscada con mortero de cal. Y su división
estructural también es similar: cuerpo macizo, cámara con bóveda (esférica de
ladrillos) para la estancia del personal
y azotea.
La
puerta de entrada mira al norte, opuesta al mar, y se sitúa a unos siete metros del suelo. Se accedía
a ella mediante escala que era recogida hacia el interior en momentos de
peligro. Está ejecutada en ladrillo, tanto arco, de medio punto, como jambas y
umbral. Sobre ella un matacán de ladrillo y de un solo hueco, en horizontal, la
defendía. Hacia el sur, una ventana para iluminar el interior y otear el
horizonte en días inestables; además, una chimenea para calentar la estancia en
esos días. También se observa hacia poniente un pequeño agujero que parece una
tronera, o también un deterioro por el tiempo.
La
terraza se protege con un parapeto corrido (barbeta) de más de un metro de
altura y el elemento más destacable es el ya mencionado matacán.
Hasta aquí el
paseo por esta torre, que se hace de noche. Y de noche hay poco que ver por
aquí.
RESUMIENDO:
Nombre: Torre de Punta Velilla, del
Hachuelo o de Almuñécar.
Municipio: Almuñécar
Provincia: Granada
Tipología: torre almenara
Época de construcción: siglos XVI-XVII,
sobre los restos de otra anterior
Estado: En buen estado de conservación.
Propiedad: pública (¿?)
Uso: Turístico o sea, como excusa para admirar el paisaje.
Visitas: Totalmente libre, hasta la base.
No se puede acceder al interior.
Protección: Bajo la protección de la
Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre
el Patrimonio Histórico Español.
En 1993 la Junta de Andalucía
otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Andaluza.
Está declarado Bien de Interés Cultural desde el 29-06-1985
Clasificación subjetiva: 2, es decir, que si
pasas cerca y vas con tiempo, se visita.
Otras cuestiones de interés: pues igual que sus vecinas, recorrer la costa y
seguir viendo más torres y castillos. Y baños en las playas, y deleitarse con
los numerosos valores naturales y artificiales.
Cómo llegar: la
torre está, prácticamente, en el núcleo urbano de Almuñécar. Al final del paseo
Reina Sofía, hay indicaciones.
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