Muy cerca de mi ciudad se encuentra el pueblo de
Albaida, lugar que viene de antiguo, desde los turdetanos que la llamaron
Kaelia; después para los romanos fue Laelia,
y con los árabes se la denominó Solucar Al-bayda o lo que es lo mismo,
La Blanca. Fue Sanlúcar de Albaida hasta 1916 en que definitivamente se la
denominó Albaida del Aljarafe porque está en esa comarca sevillana.
Desde Sevilla por la A-8077, que parte de Camas, se
llega a Olivares –el del Conde Duque-, y desde aquí, por la SE-522, encontramos
a pocos minutos Albaida. Y ya en el pueblo es fácil localizar el monumento que
mejor lo representa, la torre Mocha o de Don Fadrique, que es el motivo de este
paseo.
Conquistó esta plaza en 1246 Don Pelayo Pérez de
Correa, maestre de la Orden de Santiago, encomendado por el rey Fernando III
para que evitara, con la ocupación de todo el Aljarafe, que desde Niebla
llegaran refuerzos a Sevilla y rompieran el sitio de Sevilla.
Fernando III muere en 1252 y su heredero, Alfonso X,
reparte las tierras conquistadas entre los participantes en la conquista, otorgando
el pueblo a su hermano Don Fadrique (1224-1277), que será el primer señor de
Albaida. Pero por cuestiones “personales” de las que en otro momento hablaremos,
la propiedad pasa al Cabildo Catedralicio, o sea a la Catedral de Sevilla, para
volver a Don Fadrique poco después, y por último y definitivamente otra vez a
la Catedral. Pero no quedó ahí el ir y venir.
A principios del siglo XVI se enajenaron a las
distintas Órdenes militares y a otros propietarios, todos estos lugares para
poder venderlos y así hacer caja, que falta le hacía al Emperador. Pero Albaida
no fue vendida hasta el año 1578 en que la villa pasó a ser propiedad de don
Enrique de Guzmán, II Conde de Olivares.
Reinaba ya Felipe II.
Y como sin darnos cuenta casi enlazamos todo esto con
la actualidad. A ver:
A don Enrique de Guzmán, II Conde de Olivares le sucede su hijo
Gaspar, el valido de Felipe IV, o sea el Conde Duque, a cuya muerte y después
del reparto de sus posesiones, el lugar de Albaida pasa a su sobrino don Luis
Méndez de Haro, y de éste a su hijo Gaspar de Haro Guzmán, y de éste a su hija
Catalina, que casa con Fernando Álvarez de Toledo, Duque de Alba, y de estos
dos a su hija Dª María Teresa Álvarez de Toledo Haro y Guzmán, que unifica en
su persona las casas de Alba y Olivares. La Duquesa de Alba ya estaba llamando
a la puerta.
Después de esto, un descanso que toca la
desamortización de Mendizábal y la supresión de señoríos.
Desde entonces y hasta hoy, Albaida es municipio
independiente, lejos de la pretensión que hubo de que fuera pedanía de
Olivares.
Decía que ahí, en Albaida, al noroeste de la población
y en un privilegiado mirador, se encuentra la Torre Mocha o Torre de Don
Fadrique que fue quien mandó construirla:
“El Infante Don Fadrique mando fazer esta torre”; así de claro lo deja una lápida
empotrada en la torre, sobre la puerta. Aunque hay versiones que dicen que lo mandó
hacer Don Fadrique fue reconstruir y adaptar otra ya existente de origen árabe;
y que los árabes la levantaron sobre otra romana, y…
Puerta de la torre, sobre ella la inscripción sobre su construcción |
Su construcción, allá por 1253, se justifica por la
seguridad de que, a pesar de haber sido derrotados los moros, estos podían
acometer nuevas invasiones.
Evidentemente no es ésta la única torre de la comarca
edificada con estos fines: también la de San Antonio, a pocos kilómetros de
aquí camino de Gerena, la de Loreto en Espartinas y otras. Se creaba así una línea de atalayas, a modo de
primer recinto defensivo de Sevilla, que estratégicamente dominaba casi todo el
valle del Guadiamar y el camino desde Niebla.
Terminada la Reconquista “desapareció” el motivo para
el que fue construida, o sea vigilancia y defensa, por lo que se demolieron sus
elementos defensivos. Lo mismo les sucedió a las demás torres que, a partir de
entonces se las llamó Torres Mochas. La demolición de almenas y matacanes, y la
imagen que este hecho tuvo, sirvió también para controlar el incipiente poder
de la nobleza local. El resultado hoy en día es que es difícil saber cómo fue
su aspecto original.
Desde 1877, en el escudo de Albaida figura “una
torre que hay en esta Villa, edificada por el infante Alfadrique”
Se accede al lugar cómodamente –está en el núcleo
urbano- y lo primero que se aprecia es su más que aceptable buen estado de
salud. Cuando la visité, en
septiembre de 2008, que ya ha llovido desde entonces, estaba cerrada con cadena
y candado, por lo que no pude ver su interior, resignándome a pasearla por el
exterior. Así que he de conformarme con descripciones que encuentro en la red, y que supongo son exactas.
Esta torre debió ser una edificación aislada, desde el punto de vista
militar. No se han encontrado en su entorno restos de otras que pudieran
sugerir que formaba parte de un conjunto mayor.
Toca ahora describirla.
La torre se alza sobre un pedestal
macizo de 2’40 metros de altura y 0’50 de retallo, de “hormigón” y sillares en las
gruesas esquinas. A partir de ahí, gruesos muros de las mismas características,
y sillares también en esquinas y
alrededor de la puerta. En su fachada trasera, dos pequeños huecos, saeteras, presentan mochetas de ladrillo. Su base es rectangular,
exactamente mide 10.15 metros de largo por 8.30 metros de ancho (10 x 12 varas
castellanas, medida no exacta que variaba según el lugar). A 0’85 metros del
retallo del pedestal, sobre elevada, está la puerta, de 2’35 metros de altura y
1’15 de ancho y rematada por un arco escarzano en el que queda inscrito otro
adintelado. Toda esta disposición da a entender que el acceso debía hacerse
mediante una escalera que era retirada hacia el interior de la torre una vez se
accedía a su interior.
Dentro, sólo una cámara de 2’25 por
2’25 metros, revestida de ladrillo y cubierta por una bóveda de arista que fue
reedificada en 1999. También son de arista, y de ladrillo, las bóvedas que
cubren los tres tramos de rampas que llevan hasta la planta superior.
Como en tantos otros lugares, y éste no iba a
ser menos, aquí también se habla de túneles que partían de la torre para
comunicarse con otros edificios del pueblo. Ni que decir tiene que no se ha
encontrado ni uno de esos túneles. Como en tantos otros lugares.
Y como no podía ser de otra manera, su escudo municipal nos muestra una torre que, por qué no, bien podría ser esta Torre Mocha. Para saber más sobre el escudo, pinchar aquí: recurrenciascastellologicas.blogspot.com
Propiedad: Ayuntamiento de Albaida del Aljarafe
Protección:
—Desde 1933
está incluido en el reconocimiento especial a los castillos de la comunidad por
parte de la Junta de Andalucía.
—Monumento de
interés histórico artístico según la declaración genérica del Decreto de 22 de
abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
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