El embalse de Orellana, al fondo la sierra de Lares y el castillo de Puebla de Alcocer. |
Muy cerca
de Orellanita y con los pies refrescándose en el embalse, está Orellana la
Vieja, la que fue señorío de los Altamirano, aliados de los Bejarano en sus
conflictos con los Golfines en Cáceres. Después su alianza les llevaría a
fusionarse en un único blasón de doce roeles que les identificaría con el
apellido Orellana.
Situémonos, Orellana la Vieja, o simplemente Orellana, se
encuentra en la comarca de la Serena, o en La Siberia, o en las dos. Pero esté
donde esté, está junto al embalse, un pequeño paraíso entre dos “eriales”.
EL LUGAR:
No conocemos con precisión su origen, que debió ser remoto y contar a lo largo de los tiempos con hechos notorios y estupendos, desde el Paleolítico hasta los romanos.
No conocemos con precisión su origen, que debió ser remoto y contar a lo largo de los tiempos con hechos notorios y estupendos, desde el Paleolítico hasta los romanos.
Así que lo mejor será que partamos de la Edad Media, concretamente de 1180
cuando Alfonso VIII conquista Trujillo y, en su avance, ocupa más lugares,
entre ellos esta Orellana que ya existía como población árabe.
En 1196 es vuelto a tomar por los árabes hasta que Fernando III, ya en el
siglo XIII, lo recupera definitivamente de la mano de Fernán Ruiz, para
convertirse en señorío como aldea dependiente de Trujillo.
Fue su primer señor Juan de la Cámara,
pasando más tarde al linaje de los Alonso Vázquez. Estos cambiarían su apellido
por el de Orellana, fundándose el marquesado de Orellana en 1614 por concesión
de Felipe IV.
En 1750 se suprimió ese título y el lugar pasó a la rama de los Bégida. Con
posterioridad, en 1918 y por orden de Alfonso XIII, el marquesado fue
rehabilitado.
A mediados del siglo pasado se construyó en sus proximidades uno de los
tres pantanos que regulan el curso del río Guadiana, transformando totalmente
el entorno, la economía y en general las condiciones de vida de la población de
Orellana. Para bien,
claro.
El
castillo de Orellana se encuentra en el centro de la población, caserío de poca
altura por lo que es fácil encontrarlo como referencia. Además lo delimitan dos calles con nombres que no
engañan: calle Palacio y calle Ronda del Palacio.
EL CASTILLO:
Y está allí desde que, hacia 1280, el abuelo de Juan de la Cámara construyera una torre sobre los restos de otro anterior de origen árabe.
En el testamento del primer Orellana, en 1340, ya se hace referencia a esa
torre, y a partir de entonces se inician sucesivas remodelaciones y
ampliaciones que convierten la primitiva torre en la residencia de los
Orellana, pero conservando sus características defensivas.
Hacia mediados del siglo XVI pierde su naturaleza guerrera para convertirse
en un palacio, incorporándose innovaciones de tipo residencial: patio porticado
(ya desaparecido) de estilo plateresco, arcos de medio punto en planta baja y
arquitrabes en el superior, todo ello sostenido por columnas con capiteles
jónicos.
A principios del siglo XVIII el palacio se encontraba bastante deteriorado,
no llevándose a cabo ninguna remodelación debido al ruinoso estado económico
del marquesado. Estuvo habitado hasta mediados del siglo XIX.
A comienzos de la guerra civil de 1936, se utilizaron algunas dependencias
como cárcel, y a lo largo de la guerra sufrió daños que no fueron reparados:
despareció la fachada oeste, con balcones enrejados, el patio plateresco, un
torreón circular y una torre cuadrada. Fue vendido y el nuevo propietario, en
parte del solar, sin remordimiento y para su solaz, se construyó una vivienda.
La torre del Homenaje restaurada (se nota ¿no?) |
LOS DETALLES:
La construcción que hoy conocemos estuvo formada por cuatro torres, dos redondas y otras dos cuadradas, unidas por lienzos de muralla que delimitaba un recinto cerrado de planta ligeramente cuadrada, abierto a poniente por su puerta principal, donde se situaba la torre del homenaje; todo ello de mampuestos, excepto en las esquinas de esta última que son de sillares bien labrados. Muchas de las estancias palaciegas han desparecido, y también lienzos enteros de muralla. No podemos admirar ya el magnífico patio porticado, de dos plantas: en la baja cuatro arcos de medio punto por lado, y decoradas sus albanegas con escudos; la planta alta de arcos adintelados y balaustrada labrada. Ni tampoco el llamado cuarto de los azulejos, ni el Archivo.
La construcción que hoy conocemos estuvo formada por cuatro torres, dos redondas y otras dos cuadradas, unidas por lienzos de muralla que delimitaba un recinto cerrado de planta ligeramente cuadrada, abierto a poniente por su puerta principal, donde se situaba la torre del homenaje; todo ello de mampuestos, excepto en las esquinas de esta última que son de sillares bien labrados. Muchas de las estancias palaciegas han desparecido, y también lienzos enteros de muralla. No podemos admirar ya el magnífico patio porticado, de dos plantas: en la baja cuatro arcos de medio punto por lado, y decoradas sus albanegas con escudos; la planta alta de arcos adintelados y balaustrada labrada. Ni tampoco el llamado cuarto de los azulejos, ni el Archivo.
Fachada oeste (ojo al edificio anexo y al callejoncito contiguo) |
El callejoncito, al fondo "algo" en donde debió estar el pórtico del patio |
En la fachada norte de la torre del Homenaje, el escudo de los diez roeles |
Hoy día se mantienen en pie la torre
del Homenaje en el ángulo oeste, un torreón circular hacia el este, y la
muralla que los une. Y otras estancias, alguna de ellas cubierta con bóveda de
crucería de estilo gótico y otros restos, entre ellos, como no, el escudo de
los Orellana con sus diez roeles colgando de la clave de una bóveda.
Los vestigios
que quedaban en el siglo XX, una vez donados por su propietario Don Pedro
Bañuelos al Ayuntamiento, fueron rehabilitados por la Consejería de Cultura de
la Junta de Extremadura. Durante estas obras se eliminó la torrecilla del reloj
de la torre del homenaje y el conjunto quedó lo más exento posible, eliminando
alguna vivienda anexa. Sin embargo, en la actualidad no tiene un uso definido,
dando un aspecto inacabado, corriendo el riesgo de deteriorarse por el “abandono”
en que se encuentra.
RESUMIENDO:
Nombre: Castillo Orellana o castillo palacio de los Altamirano
Municipio: Orellana la Vieja
Localidad: Orellana la Vieja
Provincia: Badajoz
Tipología: Castillo-palacio, con modificaciones
renacentistas
Época de construcción: siglo XV
Remodelaciones: siglo XVI, siglo XX.
Estado: restaurado
y consolidado en parte. Algo es algo.
Propiedad y uso: titularidad
pública; sin uso definido
Protección: Bajo la protección de la Declaración
genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el
Patrimonio Histórico Español.
Bien de Interés
Cultural, conjunto Histórico desde el 3 de Septiembre de 1991
BIC, ley 2/1999
de 25 de marzo de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura.
Visitas: Cuando
lo he visitado, sólo el exterior, siempre lo encontré cerrado.
Otras
cuestiones de interés:
Iglesia
parroquial de la Inmaculada concepción, del siglo XVI.
Convento de San
Benito o de las Dominicas.
Y el embalse de
Orellana que, como ya dije posee una completa infraestructura para su uso, no
solo como abastecedor de agua para regadío, como centro turístico (única playa
de interior con bandera azul), permitiendo realizar deportes acuáticos y pesca.
Cómo llegar:
Sin
dificultad, basta mirar el mapa:Cómo llegar:
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