martes, 5 de julio de 2022

Armaçao de Pera, fuerte de Santo Antonio


Fachada principal.

Estoy en Armaçao de Pera,
freguesía perteneciente a Silves, en el Algarve portugués. Y en este pueblo se encuentra el fuerte de Santo Antonio, igual nombre que aquel otro que ya paseé en la costa de Tavira. Pero este, a Dios gracias, está muy enterito; más que entero digamos que muy arreglado; a diferencia de aquel otro en el que sí predomina el sabor a piedra vieja, que casi siempre es lo que voy buscando.

Este lugar presume de que aquí hubo un castro lusitano y después un campamento romano que protegía la desembocadura del arroyo Alcantarilha.

Siglos después, en el XVI, existió un fuerte para la defensa contra los piratas del norte de África de los habitantes de la cercana población de Alcantarilha, que se desplazaban hasta allí para pescar en las almadrabas que se calaban en aquellas costas. Su construcción y la seguridad que de eso se derivaba, hizo que aquellos pescadores se fueran instalando alrededor del fuerte de manera permanente, lo que dio origen al poblado que, con el paso del tiempo, ha llegado a nuestros días con el nombre de Armançao de Pera. En 1933 fue, administrativamente, declarado como parroquia (freguesía).

Entrada al fuerte, al fondo la capilla.

 

EL FUERTE:

El fuerte que hoy conocemos como de Santo Antonio fue construido y costeado por orden de Joao Galego, capitán de la Companhia dos Mareantes en Vila Nova de Portimao, desde donde llegó en abril de 1660.

El fuerte, que se llamó de Santo Antonio das Areias, se terminó en 1667, figurando dicha fecha en el escudo de Portugal sobre el arco de la puerta de acceso. Años después, en 1720, se levantó en su interior una capilla dedicada también a San Antonio, en homenaje al patrono del fuerte. Tanto la fortaleza como la ermita se construyeron a expensas de la familia Galego, pues el hijo y el nieto del capitán siguieron residiendo allí, ya que fueron reemplazándose al mando del fuerte. Curiosamente todos se llamaron Joao Galego.

El terremoto de Lisboa —1 de noviembre de 1755 le provocó graves daños, como no podía ser menos; pero fue reconstruido a los pocos años.

El plano más antiguo que se conserva del fuerte es de la segunda mitad del siglo XVIII, perteneciente a la serie que dibujó José de Sande Vasconcellos —“Mapa de todas las plazas, fortalezas y baterías del reino del Algarve”—, pero con el tiempo la realidad nos muestra una configuración del edificio ligeramente distinta a lo entonces dibujado. En su dibujo, el autor llama al fuerte de Santo Antonio de Pera.

Originariamente dispuso de dos baluartes ya desparecidos, pero cuyos cimientos fueron excavados en el año 2009; estos baluartes se situaban en los extremos de la fachada que da a tierra. Igualmente, las edificaciones interiores se distribuían de manera distinta a la actualidad. Además tuvo en su fachada principal un foso con puente levadizo que, es evidente, ha desaparecido.

A la izquierda la capilla, otras dependencias a la derecha.



Tras el terremoto de Lisboa se reconstruyó, distribuyéndose las edificaciones interiores tal como hoy las vemos, y se situó la capilla, ya de mayor tamaño —unos 32 metros cuadrados—, en el centro de la fortificación. Se ejecutó de planta rectangular y una sola nave con un sencillo campanario. Siguió consagrada a San Antonio, si bien hoy se la conoce como de Nossa Señora dos Aflitios. Toda la reconstrucción siguió a cargo de la familia Galego que, como decía, permaneció en el lugar durante varias generaciones.



Su planta es un octógono irregular, cuyas medidas interiores mayores son 40 metros de largo y 39 de ancho. Fue construido con mampuestos de piedra caliza unidos con argamasa de cal y arena.

A principios del siglo XX perdió su utilidad defensiva, y se ubicó allí el cuartel de la Guardia Fiscal y de la GNR (Guardia Nacional República).

El uso al que actualmente está destinado, bastante más prosaico a la vez que agradable, es el de mirador de la playa y del océano.

En la década de 1960, padeció importantes derrumbes provocados por el fuerte oleaje del Atlántico, concretamente en 1963 y 1968, por lo que se procedió a su reconstrucción. Posteriormente, en 1977, se intervino la capilla y las otras edificaciones interiores. Recientemente, en 2013, se han llevado a cabo trabajos de restauración y consolidación del arco y muros adyacentes.

La Compañía camino de la playa de Los Pescadores

CÓMO LLEGAR:


Y ADEMÁS:

En 1978 fue declarado Propiedad de Interés Público por el Instituto Português do Património Arquitetónico (IPPAR), actualmente el Instituto de Gestão do Património Arquitetónico e Arqueológico (IGESPAR).

 

Nota informativa final:

Para el no ilustrado en la materia diremos que una freguesíafeligresía en castellano, sin uso, o pedanía y parroquia, según las regiones españolas— es una organización administrativa, propia de los países de influencia portuguesa, en que se divide un municipio o concelho —varios municipios conforman un distrito, y todos los distritos el país—. Hasta aquí el inciso aclaratorio.

 

sábado, 2 de julio de 2022

Castillo de Monte la Reina, D.O. Toro

Nombre: CASTILLO DE MONTE LA REINA

D.O:          TORO
Bodega:   MONTE LA REINA S.C.L.
Dirección: Carretera N-122, Km 436
                       Monte la Reina (Zamora)
Email:         montelareina@montelareina.es
Web:             www.montelareina.es
Tipo:                  TINTO
Variedad:        TINTA DE TORO
Año:                   2015
Tratamiento: CRIANZA
Graduación:   14% Vol.

Descripción de la etiqueta:
Sin pretensiones pero atractiva. El nombre muy claro, en color oro sobre fondo negro, destaca. Unos anagramas a los que no encuentro significado pero que llaman la atención, hacen que observes con más detenimiento; uno de ellos, el superior, parece ser un castillo, al mirarlo imagino tres torres. Y los datos de siempre, los de todas las botellas.
La contraetiqueta como siempre, los datos de rigor, en esta: 100% tinta de Toro y 12 meses en barrica de roble francés. Pero nada sobre sugerencias y maridajes, lo que es de agradecer, porque prácticamente todos los bodegueros dedican ese espacio a enseñarnos qué es lo que hay que comer con sus vinos. Y tampoco debería ser así.


Sobre la recurrencia:
Nada más acceder al portal de internet de la bodega se puede deducir de dónde viene el nombre del vino. Sí, procede del de un castillo, pero de uno que no es un castillo y además posee una corta historia.
Se trata de una edificación, un palacio neogótico del siglo XIX, que hoy es un hotel de esos que llaman boutique, o sea, un poquito particular, con pretensiones ser único y distinguible.
Y éste lo consigue pues, y según la fotografías que veo, intenta unir el pastiche que se construyó hace más de cien años con una decoración aparentemente actual, resultando el producto pretendido. Pero ojo, que sólo hablo del edificio. Que como siempre digo, el vino en sí y su calidad no tienen lugar aquí.
Vamos al castillo, o mejor dicho al palacio. Fue construido en el siglo XIX por el primer conde de Villapadierna y dedicado a residencia dentro de la finca.
En 1983 cambiaron de propietario, finca y palacio, destinándose la primera a cultivos varios y el segundo a residencia familiar, para años después unificar los cultivos en la vid y el palacio dedicarlo a hotel. Desde el 2004 producen sus propios vinos.
Es de planta rectangular con torreones cilíndricos en sus vértices; sus fachadas están muy perforadas por multitud de ventanas de considerable tamaño, sin excluir las torres que poseen unos extraños huecos en forma de desmesurada tronera invertida. Todo su perímetro está almenado.
La empresa no ofrece en su web ningún dato sobre su historia ni sobre sus elementos y características constructivas. Pena, penita, pena, que les importan más otros temas.
El palacio desde el aire, parece un juguetito.

Otras cuestiones a considerar:
Evidentemente el paisaje, ocupado por hectáreas de viñedos, que para eso se trata una finca dedicada a ese cultivo. Y la bodega, que según veo en la foto correspondiente de la web, ha sido edificada con la misma voluntad que el castillo: llamar ostentosamente la atención.
La bodega, casi la prefiero antes que al palacio.