LA VILLA MEDIEVAL:
Este recinto, que ocupa la parte superior del Cerro del Castillo, fue fundado en 1280 por Alfonso X para así ampliar y poblar el lugar. De esta manera se dispondría de población estable en la alcazaba y controlar mejor el paso del río Guadaira ante las incursiones de los benimerines a finales del siglo XIII. Años después, a mediados del siglo XIV, la población se expandiría por la falda suroeste del cerro, lo que sería el arrabal de San Miguel, protegido por las murallas corachas. No hay constancia de que en este lugar hubiera habido asentamientos musulmanes previos.
La villa se organizó entorno a la iglesia de Santa María del Águila, de ahí viene la denominación que tuvo como collación —barrio— de Santa María. Estuvo formada por reducidas manzanas que albergaban muy pocas casas cada una. Dispuso de murallas al norte y al sur, quedando protegida por el flanco oeste por el castillo, y por el este por la Torre Mocha, de manera que el cerro quedaba perfectamente perimetrado. Tuvo dos accesos: la Puerta de Santa María, formando parte de la Torre Mocha, y la Puerta de San Miguel.
El poblamiento de la Villa Medieval perduró hasta el siglo XVII. En la actualidad, todo el espacio está muy transformado pues al haber sido utilizado durante la segunda mitad del siglo XX para la celebración anual de la Feria local, fue necesario ejecutar aterrazamientos y explanaciones que desvirtuaron de manera considerable el lugar.
Situándonos en la Puerta de San Miguel, se observa que de sus lados parten los lienzos de muralla y torres que circunvalan todo el recinto de la Villa Medieval:
Hacia el oeste de la Puerta de San Miguel, una muralla y su antemuro se unirán con el Alcázar —aunque apenas pasados unos metros se abre el que es el acceso actual para tráfico de vehículos— cerrando por poniente, junto al castillo, el gran recinto que es la Villa Medieval.
Y hacia el sur se prolonga también la muralla que llega hasta el torreón en donde, digamos, se bifurca en dos: siguiendo al sur se inicia una de las murallas corachas hasta la Puerta de San Fernando, y hacia el este la muralla llegará hasta el pequeño castillo de la Torre Mocha —en este último tramo se aprecia la existencia de dos torres—, junto a la que fue la puerta de Santa María, desde donde continuará por el borde del cerro envolviendo la Villa por el norte.
Todo el conjunto, además, queda protegido por un antemuro perimetral que en algunos tramos se presenta en un estado muy aceptable, y cuando no, al menos es fácilmente interpretable. Excepción hecha del tramo que va entre la Puerta de Santa María y el torreón del que parte el lienzo que baja hasta el arquillo de San Miguel, pues aquí la topografía del terreno sería suficiente defensa, no necesitando el antemuro.
Toda la muralla, de unos dos metros de anchura media, está ejecutada con mampuestos y ripios tomados con mortero de cal y arena, alternándose con algunas partes de tapial, como es el caso de los antepechos. Su estado actual
LA TORRE MOCHA:
Se trata de un pequeño alcázar que se levanta en el ángulo más oriental del amplio recinto que ocupa el Cerro del Castillo, y que protegía no sólo esa esquina del cerro, sino también a la que fue Puerta de Santa María, una entrada más directa a la alcazaba desde los nuevos barrios de la ciudad, evitándose el camino por el Arco de San Miguel y el arrabal.
Fue por tanto un edificio defensivo, no residencial. Pero también lo fue administrativo pues alojó el primer Concejo de la ciudad, lo que hoy viene a ser el ayuntamiento.
Constructiva y morfológicamente es un edificio algo complejo, pues ha sufrido modificaciones al igual que superposiciones de elementos y materiales. Los últimos trabajos arqueológicos realizados han confirmado una datación bajomedieval, siglo XIV, que vino a transformar el espacio ocupado por la Puerta de Santa María.
Este alcázar, de reducidas dimensiones, ocupa una planta pentagonal irregular, con dos accesos desde la Villa Medieval, uno de ellos es la monumental portada con arco de herradura de casi cuatro metros de altura, y que es el elemento más interesante de esta pequeña fortificación.
La Torre Mocha, propiamente dicha, se sitúa en el extremo noreste del recinto, y su nombre deriva de la inexistencia de la cámara superior —no me consta si arruinada por el tiempo o demolida por órdenes reales—. En su zona oriental, y delante de ella, se levantaban murallas, de las que aún hoy pueden apreciarse tramos, que correspondían a la barbacana que, actualmente adosada a las viviendas, se completaba con la Puerta de Santa María a la que se accedía por la rampa que baja paralela a la barbacana.
En el exterior, entre la iglesia de Santa María del Águila y este alcázar, se han localizado restos de muros y materiales fechados en el siglo XIV, que podrían corresponder con las estancias en las que tuvo su sede el Concejo de Alcalá.
Este espacio es uno de los mejores miradores de la ciudad, ha sido sometida a importantes actuaciones arqueológicas y de restauración, a fin de darle la consideración que esta pequeña fortificación se merece, adecuándolo para un uso eminentemente cultural.
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| La foto no es mía, el autor (¿?) de la recreación la ha firmado. |
Época de construcción: siglo XII sobre restos anteriores. Varias ampliaciones y reformas en siglos posteriores.
Estado: Como se decía en la entrada relativa al Alcázar, su estado es el de ruinas bien consolidadas, presentando erosiones leves o medias de manera generalizada. Sin embargo, es necesario decir que a lo largo de la reciente historia se han producido agresiones que han dañado las murallas, quedando en algunos tramos apenas los cimientos, y en otros aparecen extraños elementos, almenas de distinta tipología, por ejemplo, producto de reconstrucciones sin criterio.
En su interior y entorno se están realizando excavaciones que están sacando a la luz interesantes restos. Por ahora, menos mal, no se atisban trabajos de reconstrucción.
Propiedad: Pública. Actualmente, y desde 2007, es propiedad del Ayuntamiento de Alcalá, habiendo pertenecido, desde la Edad Media, al antiguo Concejo de Sevilla, que era quien nombraba a los alcaides de la fortaleza.
Esta situación jurídica ha afectado y aún afecta a algunos castillos que, desde la Edad Media, pertenecieron al reino de Sevilla.
Uso: en la actualidad, turístico y cultural, aunque sin definición. En la segunda mitad del siglo pasado fue recinto ferial, para lo que se realizaron algunos aterrazamientos y explanaciones que modificaron sustancialmente la superficie de lo que fue la villa. Durante mucho tiempo fue cantera, siendo expoliados sus materiales por vecinos de la zona para utilizarlos en la construcción de sus viviendas.
Visitas: La visita es libre y gratuita, al menos así lo era la última que lo paseé en marzo de 2021. Incluso es posible llegar hasta allí en coche y aparcar en el interior.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
En 1924 fue declarado Monumento de Interés Histórico-Artístico; y en el BOE de 29 de junio de 1985, aparece su declaración como Bien de Interés Cultural.
En el año 1993 la Junta de Andalucía otorgó un reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Autónoma de Andalucía.